viernes, 29 de octubre de 2010

Intimidad con nosotros mismos e intimidad con los demás

Como el proceso de afirmación comienza cuando descubrimos las virtudes en nosotros mismos, la intimidad con nosotros mismos es esencial para tener intimidad con los demás.

Esta intimidad con nosotros mismos crece a medida que nos hacemos conscientes de nuestros más profundos sentimientos, necesidades, miedos, decepciones y sueños. Si no tenemos conciencia de esto, no tendremos un yo para dar a los demás. Pero tal toma de conciencia requiere de tiempo y de estructuras.

Erikson dice: “A menudo, uno puede estar enamorado o involucrarse en intimidades, pero la intimidad que ahora está en riesgo es la capacidad de comprometerse con afiliaciones concretas que pueden exigir sacrificios y concesiones significativos".

Así, intimidad no es sinónimo de expresión sexual ni de un compartir romántico, sino que se refiere a la exposición personal y a la mutualidad que se comparten en una amplia gama de relaciones (amistades, familia, compañeros de trabajo, vida en comunidad, etc.)

Por: Diana García

Fuente: Almas

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