miércoles, 26 de enero de 2011

¿Ése... soy realmente yo? El Papa nos cuestiona acerca de nuestro perfil en Facebook

¿Ése... soy realmente yo? El Papa nos cuestiona acerca de nuestro perfil en Facebook
Evangelizar por Internet no es forzosamente hablar de Dios, sino demostrar nuestro estilo cristiano de vivir en todo lo que publicamos en la Red
Autor: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Catholic.net

Queridos amigos y visitantes de Catholic.net:

Me llamó mucho la atención, al leer ayer el mensaje del Papa para la 45 Jornada de las Comunicaciones Sociales, que esta vez el Santo Padre no se ha dirigido de manera exclusiva a periodistas, locutores, escritores y artistas, como ha sido siempre en estas jornadas, sino que nos ha hablado a todos los cristianos, tratándonos a todos como “comunicadores”.

Me asombró, también, el profundo conocimiento que demuestra el Papa, como si lo viviera cada día, acerca del atractivo de las Redes sociales, de la comunicación con amistades virtuales, de la coherencia de nuestro ser y actuar con el perfil público que mostramos en la red, de la tentación que se pueden presentar de tener una vida paralela en un mundo inexistente.

Me encantaría comentar cada uno de los párrafos de la carta, pero será mucho más interesante para ustedes leerla directamente, porque así podrán disfrutar de la riqueza y sencillez del lenguaje de Benedicto XVI.

Para los que les gustan los resúmenes, destacaré solamente las ideas principales que trata el Papa en su mensaje:

  • 1. El cambio cultural generado por Internet es equiparable al ocasionado por la Revolución Industrial. La extraordinaria potencialidad de sus aplicaciones debe ponerse al servicio del bien de la persona humana.

  • 2. La coherencia que debemos mostrar, como católicos, entre nuestro ser real y nuestro “perfil público” en la Red. Asumir el reto y la obligación de comunicar en las Redes Sociales nuestro pensamiento cristiano sin desvirtuar o relativizar la verdad por buscar la "popularidad".

  • 3. Evangelizar por Internet no es forzosamente hablar de Dios, sino demostrar nuestro estilo cristiano de vivir en todo lo que publicamos en la Red: opiniones, fotografías, preferencias, comentarios, etc.

  • 4. Cuidarnos de la tentación de tener páginas personales en donde mostremos en nuestro perfil una imagen parcial y distorsionada de nuestro mundo interior, con un afán de autocomplacencia.

  • 5. Reflexionar acerca de "¿Quién es mi prójimo?" en este nuevo mundo. Los que están a mi lado y los que no lo están. No perder de vista al que está junto a mi, pero tampoco desaprovechar la oportunidad de alimentar amistades y relaciones profundas y duraderas en el mundo virtual, con una comunicación franca, abierta, auténtica, amable y respetuosa.

  • 6. El Papa termina la carta invitándonos a todos los fieles a ser activos participantes en el mundo digital: "Deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana".


  • En fin, es una carta bien cortita y bien interesante que ningún católico deberíamos perdernos, pues está dirigida a cada uno de nosotros.

    La pueden leer completa aquí: http://es.catholic.net/comunicadorescatolicos/576/2525/articulo.php?id=49240

    Estoy segura de que la disfrutarán.
    Que Dios los llene de bendiciones.

    Lucrecia Rego de Planas
    Dirección
    Catholic.net
    lplanas@catholic.net

    Mensaje para la 45 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

    Mensaje para la 45 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
    Mensaje del Santo Padre bajo el tema: “Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital
    Mensaje para la 45 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
    Mensaje para la 45 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
    45ª JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

    "Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital."

    5 de junio 2010

    Mensaje del Santo Padre
    Queridos Hermanos y Hermanas,
    Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, deseo compartir algunas reflexiones, motivadas por un fenómeno característico de nuestro tiempo: la propagación de la comunicación a través de internet. Se extiende cada vez más la opinión de que, así como la revolución industrial produjo un cambio profundo en la sociedad, por las novedades introducidas en el ciclo productivo y en la vida de los trabajadores, la amplia transformación en el campo de las comunicaciones dirige las grandes mutaciones culturales y sociales de hoy. Las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la comunicación en sí misma, por lo que se puede afirmar que nos encontramos ante una vasta transformación cultural. Junto a ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de comunión.

    Se presentan a nuestro alcance objetivos hasta ahora impensables, que asombran por las posibilidades de los nuevos medios, y que a la vez exigen con creciente urgencia una seria reflexión sobre el sentido de la comunicación en la era digital. Esto se ve más claramente aún cuando nos confrontamos con las extraordinarias potencialidades de internet y la complejidad de sus aplicaciones. Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano.

    Transmitir información en el mundo digital significa cada vez más introducirla en una red social, en la que el conocimiento se comparte en el ámbito de intercambios personales. Se relativiza la distinción entre el productor y el consumidor de información, y la comunicación ya no se reduce a un intercambio de datos, sino que se desea compartir. Esta dinámica ha contribuido a una renovada valoración del acto de comunicar, considerado sobre todo como diálogo, intercambio, solidaridad y creación de relaciones positivas.

    Por otro lado, todo ello tropieza con algunos límites típicos de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia.

    De modo especial, los jóvenes están viviendo este cambio en la comunicación con todas las aspiraciones, las contradicciones y la creatividad propias de quienes se abren con entusiasmo y curiosidad a las nuevas experiencias de la vida.

    Cuanto más se participa en el espacio público digital, creado por las llamadas redes sociales, se establecen nuevas formas de relación interpersonal que inciden en la imagen que se tiene de uno mismo. Es inevitable que ello haga plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser. La presencia en estos espacios virtuales puede ser expresión de una búsqueda sincera de un encuentro personal con el otro, si se evitan ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual. El anhelo de compartir, de establecer "amistades", implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio "perfil" público.

    Las nuevas tecnologías permiten a las personas encontrarse más allá de las fronteras del espacio y de las propias culturas, inaugurando así un mundo nuevo de amistades potenciales. Ésta es una gran oportunidad, pero supone también prestar una mayor atención y una toma de conciencia sobre los posibles riesgos. ¿Quién es mi "prójimo" en este nuevo mundo? ¿Existe el peligro de estar menos presentes con quien encontramos en nuestra vida cotidiana ordinaria? ¿Tenemos el peligro de caer en la dispersión, dado que nuestra atención está fragmentada y absorta en un mundo "diferente" al que vivimos? ¿Dedicamos tiempo a reflexionar críticamente sobre nuestras decisiones y a alimentar relaciones humanas que sean realmente profundas y duraderas? Es importante recordar siempre que el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida.

    También en la era digital, cada uno siente la necesidad de ser una persona auténtica y reflexiva. Además, las redes sociales muestran que uno está siempre implicado en aquello que comunica. Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales. Por eso, puede decirse que existe un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro.

    Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él.

    Asimismo, tampoco se puede anunciar un mensaje en el mundo digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia. En los nuevos contextos y con las nuevas formas de expresión, el cristiano está llamado de nuevo a responder a quien le pida razón de su esperanza (cf. 1 P 3,15).

    El compromiso de ser testigos del Evangelio en la era digital exige a todos el estar muy atentos con respecto a los aspectos de ese mensaje que puedan contrastar con algunas lógicas típicas de la red. Hemos de tomar conciencia sobre todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la "popularidad" o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento.

    La verdad del Evangelio no puede ser objeto de consumo ni de disfrute superficial, sino un don que pide una respuesta libre. Esa verdad, incluso cuando se proclama en el espacio virtual de la red, está llamada siempre a encarnarse en el mundo real y en relación con los rostros concretos de los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida cotidiana. Por eso, siguen siendo fundamentales las relaciones humanas directas en la transmisión de la fe.

    Con todo, deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana. La red está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de comprensión común. También en este campo estamos llamados a anunciar nuestra fe en Cristo, que es Dios, el Salvador del hombre y de la historia, Aquél en quien todas las cosas alcanzan su plenitud (cf. Ef 1, 10). La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), a quienes mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con ellos, tratando con delicadeza que manifestaran lo que tenían en el corazón.

    La Vedad, que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación, de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las diversas redes sociales. Los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás. Por el contrario, los creyentes animan a todos a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas.

    Esta tensión espiritual típicamente humana es precisamente la que fundamenta nuestra sed de verdad y de comunión, que nos empuja a comunicarnos con integridad y honradez.

    Invito sobre todo a los jóvenes a hacer buen uso de su presencia en el espacio digital. Les reitero nuestra cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, cuya preparación debe mucho a las ventajas de las nuevas tecnologías. Para quienes trabajan en la comunicación, pido a Dios, por intercesión de su Patrón, san Francisco de Sales, la capacidad de ejercer su labor conscientemente y con escrupulosa profesionalidad, a la vez que imparto a todos la Bendición Apostólica.

    Vaticano, 24 de enero 2011, Fiesta de San Francisco de Sales.

    lunes, 17 de enero de 2011

    Soló el amor redime y salva

    El amor vivido, en cada momento de nuestra vida, purifica nuestra mirada, y empezamos ver las personas como ellas son y como Jesús las ve. Nuestras simpatías y antipatías no pueden determinar nuestro amor por las personas; por el contrario, en todas las circunstancias, debemos preguntarnos: “¿Como Jesús ve esta persona?

    Dios es amor y su mandamiento es que nos amemos como Él nos ama. “El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causa de tropiezo” (I Jn 2,10).

    Amar no es fácil, pero de nuestra parte necesitamos tomar una decisión de vivir el mandamiento del amor, que el Señor nos ha dado, en la seguridad de que la gracia del Alto está sobre nosotros.

    ¡Jesús en Vos confió!

    Fuente: Canción Nueva.

    ¿Amor o deseo?

    Si hay una decisión importante en la vida del ser humano es la de casarse. Sin embargo, si hay algo que no se piensa es precisamente esto.
    ¿Por qué el amor a primera vista –o mejor dicho- el deseo a primera vista hace fracasar noviazgos y matrimonios?

    Hay tres trampas para engañarse en el amor:
    Creer que se aman cuando sólo se desean.
    Creer que tienen mucho en común, cuando quizás apenas tienen nada.
    Creer que están pensando, cuando en realidad están sintiendo.

    Y las llamo trampas porque la trampa consiste en hacer creer que no son trampas, y por eso la persona se confía, baja la guardia y de pronto se encuentra atrapada irremediablemente.
    ¿Amor o deseo?
    La primera trampa es confundir la pasión con el amor. Los novios que llegan al nudo del problema, ven que éste consiste en averiguar si realmente se aman o si principalmente se desean. En definitiva, el problema está en averiguar si mi novio o mi novia es así, es decir, bueno y considerado, y entonces lo seguirá siendo siempre; o si solamente está actuando, es decir, está tratando de quedar bien, e inconscientemente actúa, hace teatro. El amor exige muchas renuncias y sacrificios, y si la persona no es generosa de por sí, por hábitos, a la larga se hace muy difícil el ir contra lo que se es.

    Hay una manera sencilla de averiguar lo que en realidad es una persona y no lo que parece ser: Si tu novio es comprensivo, considerado y responsable, lo será con todo el mundo, y no sólo contigo. Y lo mismo del novio se podría decir de la novia.

    Si alguien sólo es respetuoso, considerado y servicial con determinadas personas y con otras no, definitivamente no es respetuoso, considerado y servicial: solamente "está actuando". Hay que observar cómo se comporta con aquellos de quienes no espera nada, cómo soporta y reacciona ante los roces y tensiones que conlleva toda convivencia. Allí está la clave para conocerlo como es, no como "parece ser".

    Pero los novios sólo se juzgan el uno al otro por la forma como el otro lo trata. Y como la novia ve que él es bueno y considerado piensa que él es así. No le importa cómo es con los demás porque a ella no le afecta, y dice: "conmigo es diferente". Le podríamos contestar "por ahora".
    El error es creer que con ella siempre va a seguir siendo diferente. El carácter acabará por imponerse. La belleza amansa a los hombres salvajes y dulcifica el carácter, pero una vez pasado el impacto o la "magia", el ser humano vuelve a ser lo que era.

    A los seres humanos se les conoce en los momentos de tensión, de crisis, de fracaso, de frustración. Dice Saint-Exupery: que el hombre se mide a sí mismo con el obstáculo.

    "El matrimonio es la situación existencial que más felicidad puede proporcionar a la mayoría de los seres humanos". Por eso todo el mundo se quiere casar, pues el matrimonio es una estructura creada por el amor total para expresarse y perpetuarse.

    Creen que son afines cuando sólo les gusta estar juntos.
    Esta es la segunda trampa que puede tenderles a los novios la atracción física. El matrimonio no es contemplación del otro, es convivencia. Es necesario que el amor que se tienen sea también amor de amistad. Han de compartir intereses y valores. Cuando los esposos no son amigos, el matrimonio acaba por morir por aburrimiento o por desangrado (porque es difícil vivir permanentemente frustrado). Estas tensiones son fuertes también cuando son de diferente religión, o cuando los dos son de la misma fe pero uno practica y el otro no.

    Creer que están pensando, cuando sólo están sintiendo
    Esta es la tercera trampa. Creen que piensan cuando sólo racionalizan su deseo. En el pensar se consideran todas las razones en pro y en contra; en el sentir se piensan sólo las razones dictadas por el deseo, aquellas que lo justifican. Las razones en contra no se piensan, y si se piensan, no impresionan, o sólo se piensa en refutarlas. Es típico el caso del caso en que le dicen a la muchacha, "ese joven no te conviene porque es flojo, o porque es borracho o mujeriego". Y ella razona: sí, pero mi amor lo va a cambiar. La realidad muestra que, a la larga, no lo cambia porque ya tiene hábitos formados.

    Naturalmente, cuanto más vehemente sea la pasión o el deseo, mayor es la incapacidad de pensar objetivamente. Pocos deseos tienen la violencia e intensidad que tiene el deseo físico y sexual. Por eso cuando los novios están profundamente enamorados, están incapacitados para pensar. Se dice que el amor es ciego, de nuevo se está llamando amor al deseo. El amor verdadero, al contrario, es bien lúcido, porque el amor se funda en el conocimiento de la persona y por eso va creciendo con este conocimiento. En cambio el deseo, ni ve ni quiere ver, sólo ve aquello que quiere ver.

    Los novios deben pensar cuando todavía son capaces de pensar, esto es, cuando aún no están enamorados. Al principio no piensan porque no se preocupan, porque no están enamorados. Por eso hay que pensar: "de quién me voy a enamorar".

    Hay que ver cómo se hacen la mayor parte de los noviazgos: se gustan. Siguen saliendo y se siguen gustando cada vez más. Se hacen novios. Ahora no pueden pensar, sólo pueden sentir. Ya no razonan, ya sólo racionalizan. Se enamoraron sin haber averiguado antes si se debían enamorar. Una vez enamorados, aunque él sea Pedro el Malo, se van a casar de todos modos.

    El único tiempo hábil que tienen los novios para pensar objetivamente si se convienen o no, es cuando todavía no se gustan, pero ven que pueden gustarse. "Es que mi caso es diferente", dirá alguna, y después le pasa lo mismo que a las demás y acaban en lo mismo. ¿Qué es lo que le hace pensar que su caso es diferente? Las ganas que tienen de creerlo. Todos los novios piensan que su amor es único.

    Todos los sentimientos duran mientras se creen eternos. Por eso también el que ha recibido un desengaño amoroso cree que para él la vida ya no tiene aliciente. Algunos piensan en darse un tiro. Si esperan un poco se reirán de su estupidez.

    Otras dicen: "Ya verán como yo lo cambio". Una vez que el varón cree que ya la tiene segura, volverá a lo que era. No se trata de un cambio táctico; el novio hace verdaderos esfuerzos y sacrificios, pero son los sacrificios que todo mundo hace para conseguir aquello que desea, pero que durará lo que dure el deseo. El error de la novia está en pensar que su influencia no va a disminuir.
    Se repite el slogan: "Pero todo el mundo puede cambiar"... Si una persona ha cambiado tiene que haber cambiado con todos, y no sólo con la novia. Lamentablemente, no sabemos experimentar en cabeza ajena.

    Se oye decir: "Lo quiero tanto que no me importa lo que en el futuro me pueda hacer". Cuando oigas los insultos y malas palabras, cuando llegue borracho, cuando veas la indiferencia con que te trata, cuando sientas que ya no le interesas, entonces es cuando debería no importarte. Pero cuanto más le ames, más te va a importar.

    (Resumen elaborado por Rebeca Reynaud, basado en el libro de Juan L. Pedraz, S.J.: Tres trampas del noviazgo).

    domingo, 16 de enero de 2011

    Ama mientras hay tiempo

    Me puse a reflexionar sobre la Palabra de Dios que está en Eclesiastés 3, 1-7, que nos dice que existe un tiempo para cada cosa:

    Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
    un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;…
    un tiempo para matar y un tiempo para
    curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar; un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar; un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz”.

    Dios nos regaló esta vida aquí en la tierra, que es una simple preparación para vivir la verdadera vida en el cielo, en la eternidad. Y para vivir esta vida aquí Dios nos da un tiempo, un momento que pasa volando.

    Nadie sabe cuánto tiempo tiene sobre esta tierra, cuantos años sobre este mundo. Talvez Dios te regale unos 90 años, o talvez 80, 60, 50, quien sabe.

    Jesús nos dice en su Palabra, nadie sabe el día y la hora de su venida y que debemos de estar preparados para no ser sorprendidos, y él no se refiere sólo a su segunda venida sino también a nuestra muerte. Porque ya dice muy sabiamente el fundador de mi comunidad Canción Nueva, el Monseñor Jonas Abib, que si Jesús no viene, nosotros iremos a él.

    Por eso en este momento te hago la siguiente pregunta: ¿Cuánto tiempo tienes sobre esta tierra? Esta pregunta nace de una música de un cantante católico brasileño, donde dice ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Será que sabes? Y es aquí quiero entrar en lo siguiente: “Amar mientras hay tiempo”.

    Es hora que te cuestiones sobre esto, sobre el enojo que tienes hacia una persona y hacé meses o talvez años que no le hablas, talvez esta persona es un amigo o amiga, tu hermano de comunidad, de congregacion o de sangre. Talvez sea tu propio papá o mamá. ¿Será que tendrás tiempo de amar a estas personas? No sabes si Jesús pronto les visitará o te visitará por eso es hora de perdonar, de reconciliarse, de dejar las heridas y ofensas atrás y de ir hasta estas personas que te hirieron o a quienes heriste…

    ¡Tienes que amar mientras hay tiempo! ¡Tienes que perdonar mientras hay tiempo! Porque mañana puede ser muy tarde! Como decia aquí en Paraguay un conocido conductor de TV : “En vida hermano, en vida” ¿De qué vale llorar después de muerto diciendo que le amas a la persona? ¿Porqué no lo haces ahora?

    ¡Ahora hay tiempo todavía!

    Y si la persona ya partió entregale a Dios en un momento de oración tu arrepentimiento y decile que le dé a esta persona de tu parte un abrazo de amor.

    ¡Hermano ama mientras hay tiempo!

    Luz Torres
    Comunidad Canción Nueva
    Visita el blog de Canción Nueva - Paraguay

    Necesidad de ser amado y Autoestima

    La principal necesidad y la más profunda que tenemos los seres humanos desde que somos concebidos es la de sentirnos amados, aceptados, estimados.

    Sin embargo esa necesidad se satisface de 2 formas: una es ciertamente a través de la estima que los otros nos tienen, y la otra forma de satisfacción, que es básica e indispensable y generalmente la olvidamos, no la consideramos importante y hasta actuamos opuestamente a ella, es precisamente la autoestima, o amor propio.

    Lo mas irónico es que mientras no sintamos el amor y estima propios, seguiremos sintiendo que no le importamos a nadie, que nos rechazan, nos sentiremos inadecuados, solos y con un enorme vacío que trataremos de llenar inútilmente con exceso de trabajo, de sexo, de éxito profesional, con riqueza económica, con comida, otra persona, drogas o alcohol, y así es como tenemos más probabilidad de caer en adicciones y co-dependencias.

    Fuente: ALMAS

    miércoles, 12 de enero de 2011

    ¿Tengo confianza en Dios o en mi mismo?

    No es siempre que es posible caminar amparado por la seguridad.

    Es feliz quien en la vida se apodera con todo lo que ella ofrece, y quien consigue percibir los hechos, las alegrías y en las decepciones realidades que acrecentá de una manera positiva al propio universo de compresión sobre la existencia. En algunas situaciones parece que la vida “nos pone una trampa”, cuando vemos nuestros sueños y todo lo que construimos desmoronar. Algunas situaciones nos pueden enseñar mucho, llevándonos a comprender la vida de una manera más autentica y acompañada por Dios.

    Muchas veces, sentimos “ganas de morir” cuando algo que deseamos mucho nos quitan o no sucede; pero delante de algunas situaciones es necesario que el corazónhaga algunos preguntas, si de hecho, lo que soñábamos era mejor para nosotros.

    Es difícil ver nuestros proyectos desmoronar, pero son momentos especiales para darnos cuenta si era verdaderamente los sueños de Dios para nosotros.

    Dios sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros, Él puede ver más allá de lo que conseguimos comprender, y cuando entregamos a Él las riendas de nuestra vida Su acción se hace real en todo y a través de todo, sacándonos de los caminos tortuosos y nos conduce por el camino correcto, incluso cuando no somos capaces de percibir.

    A menudo, construimos nuestras historias y pautamos nuestras decisiones en nuestros ideales, protegiéndonos solo en nuestras convicciones personales, sin someter a Dios nuestras voluntades. Actuando así corremos el riesgo de vivir constantemente frustrado, porque confiamos en nuestras propias fuerzas y no en aquel que verdaderamente sabe de lo que precisamos.

    Dios nos conoce mejor que nosotros mismo; Él sabe lo que realmente, de hecho, nos realiza en nuestra esencia.

    El Cristianismo es un territorio donde la confianza se establece como una “necesidad”, porque no es siempre que es posible caminarcon el apoyo de la certezas que deseamos anclar en nuestra historias.

    La certeza que necesitamos anclar en nuestros pasos es aquella que nace de la confianza con Dios que cuida de nosotros y que siempre tiene lo mejor para nosotros, incluso cuando todo parece oscuro.

    Dios siempre esta actuando en la moldura y haciéndonos mejores. Es necesario que confiemos en Él y en su manera de actuar, y no sólo en nuestras fuerzas y convicciones.

    Dios tiene lo mejor para nosotros, Él siempre tiene……Debemos confiar y permitir que Él conduzca todas las cosas, porque Él sabe lo que es el mejor.

    Adriano Zandoná
    Fuente: Canción Nueva

    ¿Andas ocupado? Dios es para ti

    A veces pensamos que los que deciden acercarse a Dios o a la Iglesia son personas que no tienen que hacer…

    * Cuando Dios llamó a Moisés, estaba ocupado con sus ovejas en el monte Horeb.

    * Cuando llamó a Gedeon, estaba sacudiendo el trigo en una era.

    * Cuando buscó a Saul, estaba buscando las asnas de su padre.

    * Cuando llamó a Eliseo, estaba arando con doce yuntas de bueyes.

    * Cuando llamó a David, estaba apacentando las ovejas de su padre.

    * Cuando llamó a Nehemías, estaba sirviendo al rey.

    * Cuando llamó a Amós, estaba pastoreando sus ovejas.

    * Cuando llamó a Pedro y a Andrés, estaban echando las redes al mar.

    * Cuando llamó a Juan y a Santiago, estaban aderezando sus redes.

    * Cuando llamó a Mateo, estaba cobrando impuestos.

    Ninguno, pues, estaba con los brazos desocupados…

    Tú, ¿te consideras una persona muy ocupada?

    Historia Urbana
    Fuente: Canción Nueva

    ¿Hay oraciones no escuchadas?

    ¿Hay oraciones no escuchadas?

    Hemos rezado, hemos suplicado, hemos invocado la ayuda de Dios. Por un familiar, por un amigo, por la Iglesia, por el párroco, por los agonizantes, por la patria, por los enemigos, por los pobres, por el mundo entero.

    También hemos pedido por las propias necesidades: para vencer un pecado que nos debilita, para limpiar el corazón de rencores profundos, para conseguir un empleo, para descubrir cuál sea la Voluntad de Dios en nuestra vida.

    Escuchamos o leemos casos muy hermosos de oraciones acogidas por Dios. Un enfermo que se cura desde las súplicas de familiares y de amigos. Un pecador que se convierte antes de morir gracias a las oraciones de Santa Teresa del Niño Jesús y de otras almas buenas. Una victoria “política” a favor de la vida después de superar dificultades que parecían graníticas.

    Pero otras veces, miles, millones de personas, sienten que sus peticiones no fueron escuchadas. No consiguen que Dios detenga una ley inicua que permitirá el aborto de miles de hijos. No logran que se supere una fuerte crisis ni que encuentren trabajo tantas personas necesitadas. No llevan a un matrimonio en conflicto a superar sus continuos choques. No alcanzan la salud de un hijo muy querido que muere ante las lágrimas de sus padres, familiares y amigos.

    En el Antiguo Testamento encontramos varios relatos de oraciones “no escuchadas”. Uno nos presenta al pueblo de Israel antes de una batalla con los filisteos. Tras una primera derrota militar, Israel no sabía qué hacer. Decidieron traer al campamento el Arca de la Alianza. Los filisteos temieron, pero optaron por trabar batalla, y derrotaron a los judíos. Incluso el Arca fue capturada (cf. 1Sam 4,1-11).

    Otro relato es el que nos presenta cómo el rey David suplica y ayuna por la vida del niño que ha tenido tras su adulterio con Betsabé. El hijo, tras varios días de enfermedad, muere, como si Dios no hubiera atendido las oraciones del famoso rey de Israel (cf. 2Sam 12,15-23).

    El Nuevo Testamento ofrece numerosos relatos de oraciones escuchadas. Cristo actúa con el dedo de Dios, y con sus curaciones ymilagros atestigua la llegada del Mesías. Por eso, ante la pregunta de los enviados de Juan el Bautista que desean saber si es o no es el que tenía que llegar, Jesús responde: “Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!” (Lc 7,22-23).

    Pero también leemos cómo la oración en el Huerto de los Olivos, en la que el Hijo pide al Padre que le libre del cáliz, parecería no haber sido escuchada (cf. Lc 22,40-46). Jesús experimenta así, en su Humanidad santa, lo que significa desear y pedir algo y no “conseguirlo”.

    Entonces, ¿hay oraciones que no son escuchadas? ¿Es posible que Jesús nos haya enseñado que si pedimos, conseguiremos (cf. Lc 11,1-13), pero luego vemos que las cosas suceden de una manera muy distinta?

    En la carta de Santiago encontramos una pista de respuesta: “Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones” (Sant 4,3). Esta respuesta, sin embargo, sirve para aquellas peticiones que nacen no de deseos buenos, sino de la avaricia, de la esclavitud de las pasiones. ¿Cómo puede escuchar Dios la oración de quien reza para ganar la lotería para vivir holgadamente y con todos sus caprichos satisfechos?

    Pero hay muchos casos en los que pedimos cosas buenas. ¿Por qué una madre y un padre que rezan para que el hijo deje la droga no perciben ningún cambio aparente? ¿Por qué unos niños que rezan un día sí y otro también no logran que sus padres se reconcilien, y tienen que llorar amargamente porque un día se divorcian? ¿Por qué un político bueno y honesto reza por la paz para su patria y ve un día que la conquistan los ejércitos de un tirano opresor?

    Las situaciones de “no escucha” ante peticiones buenas son muchísimas. El corazón puede sentir, entonces, una pena profunda, un desánimo intenso, ante el silencio aparente de un Dios que no defiende a los inocentes ni da el castigo adecuado a los culpables.

    Hay momentos en los que preguntamos, como el salmista: “¿Se ha agotado para siempre su amor? / ¿Se acabó la Palabra para todas las edades? / ¿Se habrá olvidado Dios de ser clemente, / habrá cerrado de ira sus entrañas?” (Sal 77,9-11).

    Sin embargo, el “silencio de Dios” que permite el avance aparente del mal en el mundo, ha sido ya superado por la gran respuesta de la Pascua. Si es verdad que Cristo pasó por la Cruz mientras su Padre guardaba silencio, también es verdad que por su obediencia Cristo fue escuchado y ha vencido a la muerte, al dolor, al mal, al pecado (cf. Heb 5,7-10).

    Nos cuesta entrar en ese misterio de la oración “no escuchada”. Se trata de confiar hasta el heroísmo, cuando el dolor penetra en lo más hondo del alma porque vemos cómo el sufrimiento hiere nuestra vida o la vida de aquellos seres que más amamos.

    En esas ocasiones necesitamos recordar que no hay lágrimas perdidas para el corazón del Padre que sabe lo que es mejor para cada uno de sus hijos. El momento del “silencio de Dios” se convierte, desde la gracia de Cristo, en el momento del sí del creyente que confía más allá de la prueba.

    Entonces se produce un milagro quizá mayor que el de una curación muy deseada: el del alma que acepta la Voluntad del Padre y que repite, como Jesús, las palabras que decidieron la salvación del mundo: “no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22,42).

    Fernando Pascual LC
    Fuente: Canción Nueva


    lunes, 3 de enero de 2011

    El Amor es un Triángulo

    Sternberg, un psicólogo que se ha dedicado a la investigación sobre que es el amor, encontró que el amor puede ser entendido; como un triángulo dentro del cual cada; vértice representa; de estos; tres componentes: intimidad, pasión, y compromiso.

    1. Intimidad
    2. Pasión
    3. Compromiso

    Estos tres elementos son los componentes esenciales del amor.

    INTIMIDAD: Se refiere a aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión.La intimidad incluye por lo menos siguientes elementos:
    1. Deseo de promover el bienestar d e la persona amada.
    2. Sentimiento de felicidad junto a la persona amada.
    3. Gran respeto por el ser amado.
    4. Capacidad de contar con la persona amada en momentos de necesidad.
    5. Entendimiento mutuo con la persona amada.
    6. Entrega de uno mismo y de sus posesiones a la persona amada. Se comparten ellos mismos.
    7. Entrega de apoyo emocional a la persona amada.
    8. Comunicación íntima con la persona amada.
    9. Valoración de la persona amada. Se experimenta la intimidad cuando uno demuestra una cantidad suficiente de estos sentimientos. Las claves de la intimidad son: confianza, honestidad, respeto, compromiso, seguridad, generosidad, lealtad, reciprocidad, constancia, comprensión y aceptación.

    La intimidad es un fundamento del amor, pero un fundamento que se desarrolla lentamente y que es difícil lograr ya que debe de existir un balance entre la intimidad y la autonomía.

    PASIÓN: Es el estado intenso de deseo de unión con la otra persona. La pasión es en gran medida la expresión de deseos y necesidades, tales como necesidades de autoestima, entrega, pertenencia, sumisión y satisfacción sexual. La fuerza de estas necesidades varía; esencialmente según las personas, las situaciones y los tipos de relaciones amorosas.

    En el amor, la pasión tiende a interactuar fuertemente con la intimidad y ambas suelen alimentarse entre sí. Estos dos componentes siempre interactúan de una manera o de otra en las relaciones íntimas.

    DECISIÓN Y COMPROMISO: El componente decisión-compromiso del amor consiste en dos aspectos uno a corto plazo y el otro a largo plazo. El aspecto a corto plazo es decisión de amar a otra persona, mientras que el de largo plazo es el compromiso de mantener ese amor. Este componente puede resultar esencial para atravesar periodos difíciles y para volver a otros mejores. El componente decisión –compromiso interactúa con la intimidad y con la pasión.

    Sin embargo aunque el amor y el compromiso están entrelazados, uno puede existir sin el otro.

    Propiedadesde los componentes del amor:
    Los tres componentes del amor tienen diferentes propiedades. Por ejemplo, la intimidad y el compromiso tienden a ser relativamente estables en relaciones próximas, mientras que la pasión tiende a ser relativamente inestable y puede fluctuar de forma imprevisible. La importancia; de cada uno de los tres componentes del amor varía, según, el promedio, de acuerdo a si una relación amorosa es de corta o de larga duración. En relaciones de corta duración, especialmente románticas, la pasión tiende a jugar un papel importante, mientras que la intimidad suele, jugar solo un papel moderado y la decisión; compromiso puede no jugar papel alguno. A modo de contraste en una relación de larga duración la intimidad y la decisión-compromiso desempeñan típicamente papeles importantes, mientras que la pasión juega un papel moderado y suele declinar con el paso del tiempo.

    Los tres componentes del amor también difieren en su presencia en diferentes relaciones amorosas. La intimidad parece estar en el centro de muchas relaciones amorosas. La pasión tiende a ser limitada en ciertos tipos de relaciones amorosas, especialmente en las románticas; mientras que la decisión-compromiso puede ser altamente variable a lo largo de diferentes relaciones amorosas.

    Esto quiere decir que para que podamos estar seguros de que hemos encontrado al amor de nuestra vida, necesitamos, tener un equilibrio entre intimidad, pasión y decisión/compromiso. Y no dejarnos llevar solamente por uno de ellos.

    Fuente: Almas