jueves, 18 de noviembre de 2010

Juventud, un estado de espíritu

Fuimos creados para ser felices

La juventud, es realmente, un estado de espíritu. Recuerdo mi infancia, cuando, a partir de los siete años, diariamente, al ayudar en laSanta Misa, en el Santuario de San Antonio, escuchaba a los ancianos frailes franciscanos, al pie del altar, pronuncianado “Itroibo ad altare Dei, ad Deum qui laetificat iuventutem meam” ” Yo iré al altar de Dios, al Dios que de alegría de mi juventud”. Juventud de setenta, ochenta, noventa años.

¡Dios nos creó, nos dio la vida! ¡Dones maravillosos! Cada uno de nosotros tiene su historia de origen. Y sobre la aceptación real de esa historia es que debemos construir nuestra felicidad. Fuimos creados para ser felices. Tal vez no estemos percibiendo plenamente el amor de Dios por nosotros al crearnos y al crear para nosotros todo lo que existe. El Papa Juan Pablo VI, al presentir la cercana muerte, exclamó: ” ¡Oh, superficialidad imperdonable!¡ No haber percibido la belleza de todo lo que Dios creó para mi, por amor!” Y pide al Señorperdón por considerar ese sentimiento un pecado. “¡Oh, la belleza siempre antigua y siempre nueva, cuan tarde te ame!” (San Agustín)

Realmente, la belleza de la vida, del arte, de todo lo que Dios creó es reflejo suyo. El todopoderoso es la belleza absoluta, de la cual deriva y participa toda bellezacreada. A propósito de arte, el Papa Juan Pablo II, en la Carta a los Artistas, por ocasión del Año Santo, afirmo que la belleza es esencial para la evangelización.

Dios nos creó para sí, y debemos estar sintonizados con Él por la oración formal, por la contemplación de la naturaleza, por el cultivo de arte, por la comunicación con nuestros hermanos. Si hacemos así, estaremos veinticuatro horas por día sintonizados con el Señor, viviendo, cada momento presente, sin preocuparnos con el momento siguiente, sin estrés ni depresión.

Es de esa forma, que un día, por la gracia de Dios Padre, tomaré posesión de la morada a la cual Jesús se refiere en el Evangelio: “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino”(Jn 14; 1-4 )

Mons. Lelis Lara
Obispo emérito de Itabira - Cel. Fabriciano - Brasil

Fuente: Canción Nueva

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